¿Quién puede decir que lo sabe todo? ¿Quién puede decir que no ignora nada? ¿Quién puede hablar con propiedad de cualquier tema, mostrando un dominio y conocimiento completo? ¿Quién sabe de derecho, de medicina, de física, de historia, de astronomía, de química, de biología, de arquitectura, de ingeniería, de Matemáticas, de filosofía y demás materias juntas, teniendo dominio sobre cada una de ellas como para dar una conferencia en cada materia ante un público culto? Honestamente ¡Nadie! Quiero decir con esto que si ignoramos alguna o varias facetas del conocimiento universal será completamente normal.

Para vivir cada día no  es necesario tener uno o varios doctorados, ni tener que conocer tantas cosas. Pero sin embargo, ignorar al Creador que me formó en el vientre de mi madre. Ignorar que opina acerca de mí y de mí por venir. Ignorarle voluntariamente. No querer saber nada de la revelación que se encuentra en su libro; La Biblia. Libro que me habla del sentido de la vida, de la existencia y de mi destino eterno más allá de la muerte. Carta de Dios con instrucciones para cómo debo de comportarme en mi andar diario, por mi propio bien.

Y lo más importante; me da la solución de como escapar del juicio condenatorio contra mí. Dios me pone un abogado que paga mi deuda y me defiende. Ese abogado es Jesucristo. Esto es la esencia del Evangelio. Escapar de la condenación, que sin él será segura. Y ¿Yo voy a seguir caminando hasta el final ignorando todo esto? ¿Es este un “tema más” como los dichos al comenzar este artículo? ¿Me puedo permitir ignorar algo tan tremendo, que trata nada más y nada menos que mi destino eterno? Yo no lo voy a ignorar no puedo, no debo hacerlo, no me conviene. Sin embargo la inmensa mayoría de gente prefiere seguir en la ignorancia. Es la famosa política del avestruz. Esta actitud de la mayoría es desconcertante. Muy difícil de entender…

Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan;                                                    Hechos 17:30 

Ya no eres ignorante…