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  • Respuestas a quien ignora el carácter de Dios

    Respuestas a quien ignora el carácter de Dios

    En una conversación con uno de mis conocidos no creyentes, aparecieron un par de preguntas, que con mucho gusto, deseo responder. Quizás Dios alumbre la mente de aquel lector que se acerque con interés y buena actitud. Este amigo preguntaba ¿Porque los cristianos presentáis a Dios casi como un dictador? y en segundo lugar ¿Porqué debe haber una castigo eterno para aquel que decide no creer en Dios? Bueno, esta fue mi respuesta. Respuestas a quien ignora el caracter de Dios.

    Voy a intentar explicarte y responder  el aspecto o aspectos del carácter de Dios que veo que no conoces, evidenciando un importante desconocimiento del plan de Dios para la humanidad. Pero no te vayas a ofender, todo ser humano nace igual. La luz del conocimiento viene cuando mostramos interés por conocer a Dios, ese conocimiento se encuentra en las Escrituras.
    Veamos tus afirmaciones, tipo dudas:
    1. Un Dios «casi dictador» ¿Quieres decir que es «casi» o abiertamente dictador?
    2. Siempre está el castigo o el sufrimiento, sino se creyera.
    Confundes a Dios con un dictador; un dictador es un tirano cruel, sin escrúpulos, que esclaviza a la gente a la fuerza. Un dictador es un ser malo y perverso y muchas cosas más. Dios dice que Él es amor, es bueno, es justo, perdonador y misericordioso. ¿Son estos los rasgos de un dictador?
    El problema grande que presenta la Biblia más que cualquier otro, es que Dios no es solo lo que acabo de decir; con esas características nadie va a tener un problema con Dios. Pero Dios tiene otros atributos. Y uno es, el de JUEZ SUPREMO DEL CIELO Y DE LA TIERRA. Con este atributo tenemos un enorme y gravísimo problema. Él te va a juzgar un día con total seguridad; ese es el problema; tienes una citación judicial con el Juez Supremo.
    Si en esa citación ineludible en el Alto Tribunal se presentan pruebas claras de infracciones a la ley del Legislador (no dictador) en tu contra; ten la absoluta certeza de que el Juez Justo te condenará. Su misma naturaleza le obliga a condenar al infractor de su ley. Para que comprendas esto, llamo tu atención con una ilustración entendible: estamos viendo lo que ya se le llama «El juicio del siglo», el del «procés». El Juez Marchena tendrá en breve que emitir sentencia, si las pruebas aportadas por los fiscales son positivas, el Juez Marchena (si es justo) tendrá que aplicar las penas correspondientes a las violaciones del código penal. Cualquier persona puede entender esto. Por el contrario, si el Juez absuelve a los enjuiciados violando la ley, estará prevaricando, cometiendo injusticia. ¿Puedes comprender mejor el Juicio de Dios ahora? Dios dice que de ninguna manera tendrá por inocente al culpable. Números 14:18.
    Si Dios dejara sin aplicar la pena correspondiente a un culpable sería un juez injusto, y así sería Marchena si deja libres a los presos culpables. Entonces, ¿hay alguna manera de escapar del Gran Juicio de Dios? ¡¡SI!! Volvemos al principio de los atributos de Dios, El Amor.
    Entiende bien lo que voy a decir, porque si no lo entiendes será porque no quieres:

    • Dios es Juez
    • Tú eres culpable porque has violado sus leyes.
    • Dios te ama y no quiere condenarte.
    • Para poder quitarte la condena justa de encima, envió a su hijo a morir por ti, para pagar tu condena.

    Eso se llama «Justicia imputada», de manera que quien crea y acepte el sacrificio de Cristo como pago de su condena, no será condenado. Esa aplicación hay que hacerla con un arrepentimiento por haber violado sus leyes. Pedir perdón y apartarse de la práctica de lo que Dios aborrece, es decir, el pecado. ¿Y qué es el pecado?, es infracción de la ley de Dios; eso es el pecado. Dios es amor y te quiere perdonar pagando el mismo la pena por ti. Ya la pagó en la Cruz, pero hay que apropiarse de esta amnistía.
    Hoy el día de esa Gracia, no mañana, no después de la muerte. Después de la muerte no habrá oportunidad. Dice la Biblia que solo quedará una horrible expectación de juicio para los que rechazan la oferta de perdón ahora.
    Termino con algunas ilustraciones naturales:

    • Te pilla y te para la Guardia Civil conduciendo a 170 por hora. ¿Pagarás la infracción o no? ¿Podrás protestar alegando que no hay «libertad» y que esto es una dictadura?
    • Entras a 180 en la curva del Faro de Calaburra y te topas con otra ley, la ley centrípeta de Newton, sales disparado al carril contrario y si no mueres acabas mal parado. ¿Qué ocurrió? Que te topaste con una ley física puesta por Dios llamada gravedad y pagaste muy caro no respetarla.

    Si amigo, Dios ha puesto leyes físicas y leyes morales, no respetarlas conlleva pagarlas. Termino con un texto de la Biblia Gálatas 6:7
    «No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará»
    Espero que Dios te conceda comprender estas cosas tan trascendentes.

  • La Culpa

    La Culpa

    La jurisprudencia humana dice: «Toda persona es inocente hasta que no se demuestre lo contrario».
    La jurisprudencia Divina dice: «Toda persona es culpable hasta que no se demuestre lo contrario».

    Y es que es muy difícil encontrar a alguien que admita su culpabilidad cuando hay un conflicto, o hay un daño causado o una ofensa infringida; la culpa siempre la tiene el otro, la otra…

    Este rasgo lo llevamos todos en la genética heredada de nuestros primeros padres, Adán y Eva. Cuando Adán y Eva desobedecieron el mandato de Dios, se escondieron entre los árboles del huerto.

    Dios le preguntó a Adán: ¿Has comido del árbol que yo te mandé no comieses? Génesis 3:11 Adán respondió: »La mujer que me diste por compañera me dio del árbol y yo comí» Génesis 3:12. Es decir, Adán no admitió su culpa de desobediencia, ¡le estaba echando la culpa a Dios! Entonces Dios dijo a la mujer: »¿Que has hecho?» Génesis 3:13. La mujer respondió: «La serpiente me engañó» Génesis 3:13

    Vemos que ni Adán ni Eva reconocieron que habían desobedecido en la misma cara de Dios. ¿Y nosotros? ¿somos mejores?

    Hoy podemos ver por doquier el mismo carácter de nuestros primeros padres: yo no fui, yo no tuve la culpa, yo no tengo la culpa, la culpa la tuvo él, la culpa la tuvo ella, la culpa la tiene mi suegra, por culpa de mi cuñada, por culpa de mi cuñado, la culpa la tiene la sociedad, lo culpa la tuvo el árbitro, la culpa la tiene el míster, la culpa la tiene el gobierno, la culpa la tiene la empresa, la culpa la tiene el director, la culpa la tiene el médico, la culpa la tiene el maestro, la culpa la tiene el cura, la culpa la tiene el pastor…

    Pero Yo no tengo la culpa, tengo mi conciencia tranquila…

    Y es que el mecanismo es siempre el mismo. Es mas fácil culpar que reconocer.

    Anécdota:

    Un diplomático inglés, en el siglo XVII, fue invitado por el rey de Francia a visitar el interior de una galera de remos, donde estaban los condenados por la justicia francesa.
    El diplomático inglés tenía autorización para dar libertad al que él escogiese de entre todos, como deferencia, honor y reconocimiento del gobierno francés; con las manos atrás y la típica flema inglesa; lentamente fue preguntando a los reos uno por uno:

    – Amigo, ¿que hizo usted para ser condenado a esta terrible pena?-

    -¡Fue por un error judicial, soy inocente!- contestó el condenado.

    -Vaya, lo siento- continuó con el siguiente: – Amigo, ¿que fue lo que le ha traído hasta aquí?-

    -¡Por culpa de un amigo que me traicionó! Debería estar él y no yo- contestó, a lo cual respondió -Vaya hombre, lo siento mucho-.

    Así iba caminando e interrogando uno por uno. Todos se exculpaban de responsabilidad por los delitos cometidos y culpaban a otros. Así, el diplomático llegó a otro haciendo la misma pregunta: Amigo, ¿que es lo que usted hizo, porqué se encuentra en esta terrible condena?

    El reo le contestó: -Me encuentro aquí por mi culpa, considero justa esta condena ya que maté a un hombre inocente y solo he hecho lo malo en la sociedad, no soy digno de vivir, estoy arrepentido-.

    Al escuchar a este condenado, el diplomático inglés se volvió al oficial del barco y al funcionario y alzando la voz clamó: ¡Este es el hombre que elijo, debe salir de aquí inmediatamente! ¡No es justo que un hombre tan malo, esté en medio de tantos hombres buenos, ya que los puede contaminar! ¡Quítenle las cadenas rápido!

    Dice el Señor Jesucristo: »No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento»