En la escala de valores de la vida, después de Dios, la familia es sin lugar a dudas es lo mas importante. Y es que lo normal, lo sano, debe ser crecer en el seno de una familia, que es el orden creacional de Dios. Pero hoy vemos un gran esfuerzo por romper este modelo, presionando por imponer otro «orden» y otros «modelos» de familias en contra del establecido por el Creador.

Creo que no hace falta especificar cuales son esos otros «modelos» porque están a la orden del día en todos los medios de comunicación.

La fortaleza de una nación depende de la salud y de la estabilidad de las familias que la componen. Si se destruye la familia, se terminará la fortaleza de la nación, que es precisamente lo que estamos viendo.
No hablamos de cualquier cosa, estamos hablando del cimiento base para construir el edificio: la familia.

Al patriarca bíblico Abraham, Dios le hizo una gran promesa:
«En ti serán benditas todas las familias de la tierra» Génesis 12:3

Dios es el Creador de la familia, el enemigo lo sabe, por eso vemos cada día mas familias rotas; cada 8 segundos se rompe un matrimonio. Se cuestiona la base del matrimonio, que es el pilar de la familia y se impone otro modelo totalmente ajeno al normal, a  tal extremo que hace años vi en televisión una boda oficiada por un sacerdote, entre una mujer y un delfín.
Ya puestos…

No hace mucho pude ver unas bodas múltiples de mujeres que prometían vestidas de novias, anillo en mano, casarse consigo mismas delante de la autoridad de un ayuntamiento.
Ya puestas…

A un predicador del Evangelio, amigo mío, le dijo un arquitecto ateo después de una conferencia: «Señor, no me negará usted que hemos avanzado mucho en las ciudades, tenemos mejores edificios». El evangelista le respondió:
«Es verdad, tenemos mejores edificios pero tenemos peores hogares».

Así que el que tiene una familia y un hogar sano, tiene un tesoro de inestimable valor. Un enorme potencial de influencia y referencia en medio de los escombros de las familias demolidas.

Pienso que este tema es lo suficientemente grave para considerarlo y rectificar; aún hay tiempo dado por el Creador de la familia.

Todos los que somos creyentes en Dios, pertenecemos a la gran familia de la fe, a la cual pertenecemos por adopción; es por eso que nos dirigimos a Dios llamándole con toda propiedad y derecho: “Padre nuestro”.

Juan 1:12

«Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios»